Sabina y las ambulancias blancas


El otro día, con eso de los Goya, leí a mucha gente criticando a Sabina; cada vez hay más gente que lo hace, obviamente entiendo el motivo por el que se le critica. De hecho, en la contraportada del libro ironizo con la idea de que es el referente de la intelectualidad de Hacendado. No obstante, por ahí no… Considero que Sabina es algo tan profundamente ligado a mi base de creencias que deconstruirme lo suficiente como para analizarlo, de manera imparcial, supondría un esfuerzo que no estoy dispuesto a realizar.

Sabina es llorar con seis años abrazado a mi madre porque «la muerte pasa en ambulancias blancas», y me daba miedo, y sabía que su padre (mi abuelo) había muerto antes de que yo naciera, y que ese era el motivo de que me llamara Nico, y esa frase me hacía pensar en cómo podría ser cierto que alguien que no había llegado a conocerme me quisiera mucho desde el cielo.

Sabina también es aquella época en la que creí que el amor de verdad era «morirme contigo si te matas» (no se puede llegar a un tercer piso sin pasar por el segundo). Es cantar con mi madre «y nos dieron las diez» a capela en la boda de mi hermano o debatir con ella si el hecho de ir por la vida «con un par» hace que merezcamos los éxitos que devengan de la osadía. Es reírnos con una anécdota que escuchamos en concierto sobre un hombre que le había pasado la factura escudándose en «tú la invitas a cien que yo los pago» o cuando María rechaza el billete y él contesta: «anda, no seas gilipollas».

También es el hombre que tiene «un adoquín en su despacho» en quien juré no convertirme o entender veinte años más tarde lo que significaba que «Adelita se fuera con un comisario» o las malditas «nubes negras».

… y para mi es mucho más, pero no quiero hacer esto más largo y hay otro Nico de mes y medio a mi lado que requiere mi atención, porque habrá que contarle cuentos de «piratas cojos con pata de palo» aunque eso suponga ser preguntado algún día por ambulancias blancas y tener que explicar que alguien que no ha llegado a conocerle le quiere mucho desde el cielo.