¡Cuidado con reciclar mal!


¡Hay que tener cuidado! Creo haber escuchado que es mejor no hacer nada antes que reciclar bien cinco veces y reciclar mal una. En caso de duda, debes tirar lo que sea al contenedor orgánico (el que no se recicla), porque cuando tiras algo que no se puede reciclar al contenedor de reciclaje, contaminas un porcentaje importante de las cosas de ese contenedor que podrían haber sido recicladas.

Pues bien. Yo, al principio, estaba de acuerdo con Errejón, me habría gustado que ganara las primarias. De hecho, voté por él. Se equivocó la paloma (*). No me parecía mal esa versión de izquierda moderada que proponía, ese PSOE de los ochenta que nos atraía tanto a quienes no lo habíamos vivido. Estaba dispuesto a renunciar a parte del discurso de Alberto Garzón, que todos entendíamos que era el correcto, por conseguir un gobierno progresista de verdad, y no la caricatura en la que se estaba convirtiendo, en ese momento, el partido cuyo máximo exponente era el mal envejecido Felipe González.

Voté, perdí, y ¡a tope con Pablo! no todos estábamos de acuerdo en asumir el coste de ese abrazo a Izquierda Unida que, no obstante, todos considerábamos justo. Democracia, juego en equipo, el compromiso con los valores de ese movimiento que quería hacer del mundo un lugar más justo, el minotauro global, la nueva política, Varoufakis, Ismael Serrano alentando a buscar mejor bajo los adoquines… Un tiempo feliz de charlas de política en terrazas con tabaco de liar e ínfulas de intelectualidad.

…¡Cuál no sería mi sorpresa cuando el bueno de Iñigo dejó el partido para fundar otro! Jugamos con mis reglas o me llevo el balón, la democracia interna, saber perder que diría mi tío Aurelio. Y hubo ruido, tanto que se perdieron las postales.

No fue definitivo pero, fue triste porque el fuego amigo hace más daño y porque nos dimos cuenta de que, en realidad, cuando todo puede pasar, puede que nada pase.

(*) Obviando lo intolerable de que ningún medio conservador haya pedido perdón por la ingente cantidad de portadas y horas de televisión que han sido protagonizadas por noticias que difamaban a Pablo y que han sido juzgadas como falsas. Obviando todo esto, que no es poco, creo que aunque no tenía nada que demostrar, lo ha demostrado con su salida. Mientras mucha gente decía que jamás dejaría el poder, que era un dictador o que lo hacía todo por el sueldo de vicepresidente (como si ese dinero compensase convertirse en una persona que ha sufrido y va a sufrir todo lo que ha sufrido y va a sufrir). Él vio que su figura mediática estaba amortizada, dejó la vicepresidencia y se presentó a las elecciones a la comunidad de Madrid para tratar de que la hostia que se iba a meter el partido no fuese tan gorda como parecía. Último servicio a la reina... No quiero patria, no compro ninguna de esa marca adulterada por la cara dura, no obstante, si tuviese que escoger a alguien que representase el patriotismo bueno, sería él. Sin duda, el mejor político de su generación, creo que ha hecho todo lo que ha podido.