El Cholo se subió a un árbol


El cholo tenía una granja y la cuidó bien, como todo aquello iba funcionando, cada vez ganaba más dinero y la gente le decía (una y otra vez) «¿por qué no te vas a vivir a una playa paradisíaca en Hawai con todo ese dinero?», pero a él le gustaba su vida sencilla en el campo y decidió invertir ese dinero en comprar mejor pienso para las gallinas, poner una tele de plasma en el salón, un sofá nuevo… decidió que lo que quería hacer con ese dinero era llevar la misma vida, pero más cómoda.

El problema es que cada vez que salía de casa, le decían en el pueblo que era un loco, que cómo seguía trabajando el campo con el dinero que había ganado. Así, año tras año tras año… Finalmente, llegó un día (y esto es lo único que le echaría en cara) en que decidió hacer caso a toda esa gente e irse a vivir a Hawai, a una playa paradisíaca. Pero, ¿qué pasó? Pues que cuándo llegó, se dio cuenta de que allí no había gallinas y a él le gustaba tener gallinas, allí no había chimenea y a él le molaba la chimenea… esa no era la vida que le gustaba y para más INRI, que diría aquél, se dio cuenta de que con el dinero que tenía, le daba para tener una casa en Hawai, pero no la mejor casa. Era una casa que no estaba, ni de lejos, en primera línea de playa. Una casa normalita de Hawai.

Ahora espero que busque la forma de volver al pueblo y que se centre en conseguir mejorar la granja poco a poco. Sé que hay que resignarse a entender que las cosas que pensamos que nunca fueran a terminar también tienen un final, pero a mi me gusta la granja, lo estoy pasando bien y no aceptaría encontrar una sucursal de banco hispanoamericano. De hecho, creo que la emprendería a pedradas.