Carta abierta al amor de mi vida


Hoy que empieza la liga quiero hablar de ti, de nosotros, de nuestra relación, de lo feliz que me haces, de ese sentimiento que me colma cuando estamos juntos.

Está claro que el bebé ha cambiado nuestra relación y que, aunque ya habíamos escuchado que sería así, el cambio ha sido mucho más profundo de lo que esperábamos. Pasamos menos tiempo juntos y parece que estamos siempre pendientes de ese nuevo ser que habita ahora en nuestro hogar.

Aunque entiendo que, inevitablemente, esta etapa es así, también te puedo decir que no quiero que cambien las cosas entre nosotros, siempre serás mi prioridad. Tú fuiste la primera en llegar y eres un pilar fundamental de esta familia que estamos formando.

Recuerdo cuando nos conocimos, tenías una melena morena cortita preciosa y ese aire juguetón que me enamoró desde el primer día, también recuerdo mis pintas con ese pendiente de coco y ese aire desastroso que parece ser una constante en mi vida.

En uno de nuestros primeros paseos no pudiste aguantar y te pusiste a hacer pipí entre dos contenedores, un hombre te increpó, «eso no es propio de una dama» y algo en mi interior me hizo salir en tu defensa como un principe de bel-air que nadie había pedido.

El tiempo pasó, crecimos juntos, me ayudaste a ser más responsable y aunque a veces nos enfademos, creo que nos hacemos mejores el uno al otro. Aunque nades como una señora mayor, el mejor momento de mi día es esa siesta abrazado a ti.

En estos tiempos modernos que corren, mucha gente recurre a las apps para encontrar al amor de su vida, tal vez habría sido más solidario, más propio del tío de bien que quiero ser. De hecho, muchos amigos me echan en cara la manera en la que me hice contigo. No obstante, cuando encuentras al amor de tu vida, sólo puedes dar gracias por las circunstancias que te llevaron hasta allí.

Comprarte es la mejor decisión que jamás he tomado.

Fue amor a primer ladrido.