Carpe diem
La muerte vestía un traje negro impoluto, tenía el pelo blanco, era muy alto y muy delgado. Las ocasiones en las que vi como entraba a una habitación, nadie fue capaz de murmurar una palabra y, como si de una maldición se tratase, no soy capaz de recordar su nombre.
Su mirada era lo opuesto a la calidez pero aún así resultaba reconfortante. Durante tres días consecutivos, mantuvimos tres de las conversaciones más dolorosas de mi vida. En la penúltima de ellas me dio su número personal y, lo que más inexplicable me resultó fue que, cuando llamé al día siguiente, por más que traté de explicarle quién era yo (recordándole las situaciones que habíamos vivido en los dos días precedentes), no consiguió caer en la cuenta de quién era ni de a qué me refería.
Se dice que no se debe mirar al abismo por temor a que este te devuelva la mirada. Tal vez ese sea el motivo de la falta de calidez en la mirada y la incapacidad de recordar lo que para muchos es la situación más impactante vivida. Es posible que una consecuencia de vivir a orillas del río Estigia sea perder la capacidad de relativizar las situaciones, ya que nada importa en absoluto ante lo abismal.
Dos señores mayores estaban tomando café y empezaron a preguntarse el uno al otro qué significaba aquella frase que llevaba tatuada en el hombro la camarera que los atendía. Hablaban con la sorna propia de aquellos que ven ridículo que alguien se tatúe una frase en otro idioma. Entonces, uno de ellos henchido de orgullo por haber resuelto el jeroglífico afirmó: «carpe diem», «qué te portes bien».
Esta semana tuvimos reuniones por la tarde en el instituto. Algunas veces, la gente no tiene más remedio que llevar a su hijo a esas reuniones. Cuando son las madres quienes tienen que llevarlos suelen tratar de pasar desapercibidas y excusarse diciendo cosas como «no lo he podido dejar con nadie», «los abuelos no podían cuidarlo hoy». Yo suelo llevarlo y, no solo no me excuso, sino que hago todo el ruido posible para llevarme todos los halagos que merezco por ser hombre feminista.